domingo, 28 de marzo de 2010

El Macbeth que todos llevamos dentro

Creo que fue el martes, después de ir al supermercado que decidí escribirle un breve correo a Isabel a raíz de que vi un conejo de Pascua de chocolate Lindt, idéntico al que me había regalado su madre hacía un año cuando la visité en Alemania por primera vez. Sé que después de haberme comportado como un patán de primera línea, la cursilería del conejo es auténticamente ridícula, pero así fue. El correo era escueto, atiborrado de enunciados cortos y de frases archirrequeterecontra estúpidas, que no dejaban ver más que un sentimiento de culpa. Porque finalmente creo que soy una buena persona -o al menos tengo remedio- y a decir verdad este issue de los juicios de Nürnberg no me había dejado en paz.

Por supuesto que no revelé que desde mi segunda visita a Alemania ya no la quería, ni que desde hace mucho pensaba que ella era tonta, ignorante y hasta racista, ni que se me hizo más fácil quedarme ahí mamando de su dinero, ni que la dejé por una vieja que era aún más idiota pero que tenía un culo que ella nunca tendrá. La mentira sigue en pie, no porque la vaya a lastimar todavía más con la verdad, sino por la misma razón que engendró este problema: me cuesta aceptar que a veces soy un verdadero hijo de puta.

Resulta que me perdonó. Algo que yo nunca he hecho, perdonar a una pareja mentirosa, ruin y abusiva. Obviamente por mi cabeza pasó una bola de nieve con todo tipo de cuestionamientos, desde unos de filo freudiano hasta otros llanamente pendejos pero no menos enigmáticos. Pensé en escribirle de nuevo, pero vi que esto no sería más que un intento potencialmente exitoso del autosabotaje barato al que me someto en todo aquello que tenga que ver con relaciones de pareja. Mi experiencia en amistades post-noviazgo es igual a cero, y si este es acaso un momento para comenzar, definitivamente primero tengo que darle format a todos los prejuicios y comportamientos viciados que tengo en mis relaciones: quiero tener una pareja pero no sé porqué, mi catálogo de exigencias es más grande que el directorio telefónico y está lleno de incongruencias, oculto mi debilidad detrás de una máscara quesque bonachona y buena onda, irremediablemente busco mujeres que me regañen y contengan mi personalidad, estoy dispuesto a mentir a la mala para satisfacer mi necesidad de cariño, y muchas cosas más.

domingo, 21 de marzo de 2010

Vila Condesa Madalena

En el oeste de Sao Paulo, entre los barrios de Pinheiros y Perdizes, está la animada Vila Madalena. Se encuentra minada de curvas, bajadas, y sobre todo de subidas en ángulos desalentadores para el que anda a pie. Sus calles están construidas sobre antiguas colinas que algún día fueron misiones jesuitas. Durante mucho tiempo creció como un suburbio pobre de indígenas -cuando éstos aún existían-, hasta principios del siglo XX, cuando se introdujo un tranvía para comunicarla con el centro de la ciudad. Pequeñas casas de familias de trabajadores de origen portugués comenzaron a aparecer, mucho antes de que surgieran los imponentes rascacielos que la rodean.

A raíz de sus bajas rentas y la cercanía con la Universidad de Sao Paulo se volvió un reducto estudiantil hippioso en los años setenta. Fe de esto está en que decidieran romper con la tradición y bautizar sus calles con los nombres más pachecos que se les pudieran ocurrir: Simpatía, Harmonia, Wizard ... existe la esquina Girassol con Purpurina. Por supuesto que todo sujeto que hace algo semejante dícese poeta, y la Vila se volvió el barrio de moda entre artistas. De ahí que aparecieran galerías, teatros, librerías, cafeterías y bares de mediano porte. Muchos de sus engañosos callejones están vestidos de elaborados graffitis que gritan el caos de la ciudad; y de boutiques y tiendas de diseño que se asoman a cada esquina.

Diversos lugares se han vuelto emblemáticos no sólo para el barrio, sino para la ciudad entera. En la calle de Aspicuelta se encuentra el bar Sao Cristovao, tapizado de un universo de fotos y colguijes en alusión al futbol. En Horacio está el O do Borogodó (no se moleste en leerlo de nuevo) que reúne viciados del samba y la MPB, sin olvidar el pelotón de mujeres despampanantes que eso quiere decir. La calle Girassol alberga la escuela de samba de la Vila, la Pérola Negra, donde se puede ir en temporada de ensayos y tomar una buena mezcla de anarquía con endorfinas por diez reales.

La bohemia Vila Madalena tristemente, como sucede muchas veces, desplazó a sus creadores para albergar a sus consumidores. Las patricinhas acomodadas sedientas de shopping y los chavos de onda enzapatados y encamisados mudaron su vida y sus gustos a los aires chic de la Vila, convirtiéndola en un gran negocio que ya muchas veces queda fuera de los alcances de los universitarios. Aunque de ninguna manera ha muerto, eso no sucederá, sólo se encuentra en una metaforfosis más, y tengo certeza que no se despertará mañana con seis patas.

jueves, 18 de marzo de 2010

Nacademy Awards 2010: mejor tabloidero


La degradación cultural en esta sucursal de Sodoma está a flor de piel. Los símbolos y referencias a la esencia pop-ulachera perturban cada espacio sin tregua. Pocos ejemplos hay que resuman esto tan bien, de una forma casi artística, como el de Vágner Love.

Afín con la perturbadora tradición onomástica de dar licencia al mal gusto para escoger los nombres de los hijos, la familia Silva da Souza decidió bautizar a su retoño como Vágner (sí, con v y con acento). El pequeño Vágner creció en Bangu, una favela al oeste de Rio de Janeiro y desde muy temprana edad mostró talento en el fútbol, lo que lo llevó a las filas juveniles del club paulista Palmeiras. Fue ahí donde murió Souza y nació Love, cuando a sus diecisiete años, fue sorprendido bañando la nutria con semejante morenaza, en plena concentración del equipo.


Él es uno más de los tantos cracks fallidos en la historia del fútbol brasileño. Después de un brillante pero fugaz comienzo en campeonato de Brasil, emigró al CSKA de Moscú (primer síntoma de demencia). Sólo a un ruso se le podría ocurrir que un negro de favela iba a poder adaptarse a un clima ártico, con un montón de gente malencarada, que además habla un idioma que este sujeto jamás podría -o querría- entender. Lo único que le quedaba, las rusas, seguramente se acabó follando a medio moscú en medio mes, y pronto terminó sumido en una crisis exististencial digna de un emo: sol, playa, cerveza fría, samba, carnaval, pieles saludables, buenas cogidas.


Aún en los años zaristas de la carrera del futbolista, continuó siendo fuente inagotable de material para el periodismo amarillista. Y es que se ha ganado cada primera plana en la sección de escándalos a pulso. Sus imágenes -ojo de semáforo y lata de cerveza en mano- a medio Carnaval arrimándole el camarón de forma flagrante a famosas presentadoras de televisión casi en pelotas, ya no escandalizan ni a una anciana de los años de la dictadura. El clímax (literalmente) en la historia de Vágner fue en 2008, cuando se filtró a la red un video donde el jugador aparece en una auténtica transfusión de fluidos con la actriz porno brasileña Pamela Butt (que ya es una historia por sí sóla: ostenta el récord del gangbang más grande en la industria porno local: 50 muchachotes); video en el cual supuestamente aparece también Robinho bed-to-bed. Hoy la actriz -quien no cobró- afrima los hechos, mientras el futbolista los niega:

http://www.yourfilehost.com/media.php?cat=video&file=wagner_love_pamela_butt_fucking.wmv


La aventura From Russia with Love, como era de esperarse, terminó con un berrinche que lo llevó a una premeditada baja de juego, lo que a su vez provocó que los rusos decidieran regresarlo a Brasil para que dejara de plancharse a las esposas de los ejecutivos del club. A su vuelta, su desempeño en el Palmeiras fue mediocre, y terminó cuando tres gatos de la porra del equipo se lo surtieron al increparle su alto salario y baja productividad en la cancha.

Pensando que el entorno carioca y las putas de Copacabana le sentarían mejor al la estrella moribunda, Vágner Love fue transferido a comienzos de este año al campeón Flamengo, donde también milita el Emperador Adriano, y que ha dado origen a que ahora se conozca a la delantera del club carioca como el "Imperio del Amor". Recientemente se ve al crack desinflado en todos los bailes funk de las favelas de Rio de Janeiro, aquellos reventones apocalípticos que aparecen en Ciudad de Dios y demás filmes favelosos. Precisamente hace poco se le observó en una fiesta de éstas lado a lado con conocidos capos pertenecientes al Comando Vermelho, el proto-cártel (porque aquí en el tráfico de drogas predomina lo tribal sobre lo empresarial) más importante del país, hecho acerca del cual ahora tiene que rendir declaración ante la justicia brasileña.


Vágner Love es un miembro más de ese elenco de consagrados como Campuzano, Fabiruchis y Sabrina, con su correspondiente jauría de papparazzis, quienes se han dedicado de hacer la vida del pobre Vágner un mausoleo al morbo. Los paralelos con Cuauhtémoc Blanco son inevitables, sin embargo, el brasileño es rey pues finalmente es más gangsta, más naco, y seguramente la tiene más grandota que el Cuau. Él no podría victimizarse ante nadie alegando que viene de familia humilde de clase trabajadora; no es más que la médula de la escoria social del tercer mundo. Vágner Love: el mito y el hombre del bling bling. Salud!

lunes, 8 de marzo de 2010

La fealdad es un diamante

Mis amigos ingenieros tienen unas novias inexplicablemente feas. Se que estudiar ingeniería puede deformar profundamente la apreciación de la belleza femenina: tirarle a lo que se mueve y a lo que no también. Pero lo que más llama la atención es que aquí se necesita hacer un esfuerzo sobrehumano para encontrar alguna mujer que no pase la escaneada básica. En Sao Paulo encontrar mujeres feas es más difícil que encontrar un clítoris después de una botella de whisky. La novia de Amaral es de aquellas mujeres con cuerpo de pera y unas piernas tan gruesas como las de Emmitt Smith; la novia de Armando es una edición pasta dura de La Guayaba con unas verrugas onda dripping a la Pollock; la novia de Luis es la más normal, aunque me cuesta trabajo no silbar "el cóndor pasa" cada vez que veo su nariz. Lo surrealista es que estas personas se han dado a la tarea de conseguirme una dama de porte, de sociedad, que alegre mis días y caliente mis noches. Ellos creen que esta Dulcinea es la hermana de Giselle, la novia de Armando, sí, la de las verrugas artísticas. Si Mendel tiene razón, parece bastante prudente tomar un avión y esconderme en Bangladesh.

viernes, 5 de marzo de 2010

Unos klinex y un papel por favor

Los nombres de las farmacias aquí son simplemente sensacionales.



Hay pa' todos los gustos.

martes, 2 de marzo de 2010

No tengo que tener paciencia ni tolerancia con estas mamadas



Es una especie de (mal) augurio de tragedia griega: el mexicano que se encuentra de viaje por algún lugar de latinoamérica está condenado a ser objeto de insufribles comentarios, preguntas y chistes del Chavo del Ocho. No sé si el Chavo durante las dictaduras militares en sudamérica habrá tenido algún significado metafórico y efecto emancipador en la niñez, al estilo de La Vida es Bella, pero a mí me parece vergonzoso. Personalmente no conozco ningún fans del Chavo en México, pero aquí creen que todos estamos obsesionados con él cual manga japonés: nosotros debemos conocer de pies a cabeza la historia dentro y fuera de las cámaras de cada uno de sus personajes, comprender los errores de continuidad en alguno de sus episodios, y tener la interpretación cultural de la sarta de pendejadas que dice. Sí señores, ahí esta nuestro legado cultural, todo resumido en la trilogía tequila-sombrero-chavo. Palabras más, palabras menos, una bebida que te pone idiota, una prenda que te hace ver como idiota y un idiota. De los mayas, Octavio Paz, el mole, Tin Tan o la UNAM, nada. Tampoco los culpo, pues el grueso de la población en México tristemente resume Brasil a nalgas-carnaval-futbol-nalgas. Pero al menos el carnaval es una fiesta de puta madre, han ganado el mundial cinco veces y lo de las nalgas se explica por sí solo.

He sido calificado, aquí y allá, con los adjetivos más despreciables por "no entender" el humor y la obra de Roberto Gómez Bolaños. Y para alivio de todos, no, mi infancia no fue traumática ni nada. Vi la serie como muchos -pues a más de treinta años, seguimos sin tener muchas opciones- y hasta me llegó a parecer divertida en algún momento. Mis padres nunca me prohibieron verla aunque francamente debieron haberlo hecho. Conmigo las cosas cayeron por su propio peso: al poco tiempo me cansé de él. Su humor es bobo y repetitivo, quien lo niegue deje de leer este post, no esta entendiendo nada. Y aún cuando muchos fundamentalistas aseguren que si no te gusta en Chavo eres anormal y disfuncional, esto jamás me impidió poder relacionarme con niños de mi edad (soy anormal y disfuncional por otras cosas); aún podía platicar de los Transformers, las Avalanchas y los Selz Soda.

En Brasil el Chavo del Ocho es un fenómeno generacional más intenso que en México. Quiero dejar en claro que no estoy negando su estátus de icono cultural, pero los argumentos de sus defensores nunca me han terminado por convencer. El supuesto carácter "épico" de sus personajes me resulta una idea vulgar. Su personaje central es un niño tonto, mal alimentado y abandonado que vive dentro de un barril y es hostigado y abusado por el resto de la comunidad. El resto del elenco se compone de un niño mimado y cabrón, una escuincla estresante, el huevonazo que tiene como padre y una vieja fodonga arribista, por mencionar algunos. ¿Alguna coincidencia con la percepción del mexicano en el exterior? Que sus padres estuvieran de mojados en Los Angeles y escondiera kilos de cocaína en su barril, sería la cereza en el pastel. Muchos de sus "chistes" me parecen dignos de un descerebrado como Patricio, el compañero de Bob Esponja. Pero resulta que Patricio es una estrella de mar, no una persona. Dejo evidencia de su humor oligofrénico, sin contar el universo de links a videos, clubs de fans e incluso blogs dedicados a él.

"¡Cállate que me desesperas!"
"Te voy a acusar con mi mamá"
"¿Quieres? ¡Compra!"
"¡Vieja Chancluda!"
"¡Ta, ta, ta, taaaa... ta!"
"No te juntes con esa chusma"
"Es que no me tienen paciencia"
"Fue sin querer queriendo"
"Se me chispoteó"
"Chanfle"