jueves, 18 de marzo de 2010

Nacademy Awards 2010: mejor tabloidero


La degradación cultural en esta sucursal de Sodoma está a flor de piel. Los símbolos y referencias a la esencia pop-ulachera perturban cada espacio sin tregua. Pocos ejemplos hay que resuman esto tan bien, de una forma casi artística, como el de Vágner Love.

Afín con la perturbadora tradición onomástica de dar licencia al mal gusto para escoger los nombres de los hijos, la familia Silva da Souza decidió bautizar a su retoño como Vágner (sí, con v y con acento). El pequeño Vágner creció en Bangu, una favela al oeste de Rio de Janeiro y desde muy temprana edad mostró talento en el fútbol, lo que lo llevó a las filas juveniles del club paulista Palmeiras. Fue ahí donde murió Souza y nació Love, cuando a sus diecisiete años, fue sorprendido bañando la nutria con semejante morenaza, en plena concentración del equipo.


Él es uno más de los tantos cracks fallidos en la historia del fútbol brasileño. Después de un brillante pero fugaz comienzo en campeonato de Brasil, emigró al CSKA de Moscú (primer síntoma de demencia). Sólo a un ruso se le podría ocurrir que un negro de favela iba a poder adaptarse a un clima ártico, con un montón de gente malencarada, que además habla un idioma que este sujeto jamás podría -o querría- entender. Lo único que le quedaba, las rusas, seguramente se acabó follando a medio moscú en medio mes, y pronto terminó sumido en una crisis exististencial digna de un emo: sol, playa, cerveza fría, samba, carnaval, pieles saludables, buenas cogidas.


Aún en los años zaristas de la carrera del futbolista, continuó siendo fuente inagotable de material para el periodismo amarillista. Y es que se ha ganado cada primera plana en la sección de escándalos a pulso. Sus imágenes -ojo de semáforo y lata de cerveza en mano- a medio Carnaval arrimándole el camarón de forma flagrante a famosas presentadoras de televisión casi en pelotas, ya no escandalizan ni a una anciana de los años de la dictadura. El clímax (literalmente) en la historia de Vágner fue en 2008, cuando se filtró a la red un video donde el jugador aparece en una auténtica transfusión de fluidos con la actriz porno brasileña Pamela Butt (que ya es una historia por sí sóla: ostenta el récord del gangbang más grande en la industria porno local: 50 muchachotes); video en el cual supuestamente aparece también Robinho bed-to-bed. Hoy la actriz -quien no cobró- afrima los hechos, mientras el futbolista los niega:

http://www.yourfilehost.com/media.php?cat=video&file=wagner_love_pamela_butt_fucking.wmv


La aventura From Russia with Love, como era de esperarse, terminó con un berrinche que lo llevó a una premeditada baja de juego, lo que a su vez provocó que los rusos decidieran regresarlo a Brasil para que dejara de plancharse a las esposas de los ejecutivos del club. A su vuelta, su desempeño en el Palmeiras fue mediocre, y terminó cuando tres gatos de la porra del equipo se lo surtieron al increparle su alto salario y baja productividad en la cancha.

Pensando que el entorno carioca y las putas de Copacabana le sentarían mejor al la estrella moribunda, Vágner Love fue transferido a comienzos de este año al campeón Flamengo, donde también milita el Emperador Adriano, y que ha dado origen a que ahora se conozca a la delantera del club carioca como el "Imperio del Amor". Recientemente se ve al crack desinflado en todos los bailes funk de las favelas de Rio de Janeiro, aquellos reventones apocalípticos que aparecen en Ciudad de Dios y demás filmes favelosos. Precisamente hace poco se le observó en una fiesta de éstas lado a lado con conocidos capos pertenecientes al Comando Vermelho, el proto-cártel (porque aquí en el tráfico de drogas predomina lo tribal sobre lo empresarial) más importante del país, hecho acerca del cual ahora tiene que rendir declaración ante la justicia brasileña.


Vágner Love es un miembro más de ese elenco de consagrados como Campuzano, Fabiruchis y Sabrina, con su correspondiente jauría de papparazzis, quienes se han dedicado de hacer la vida del pobre Vágner un mausoleo al morbo. Los paralelos con Cuauhtémoc Blanco son inevitables, sin embargo, el brasileño es rey pues finalmente es más gangsta, más naco, y seguramente la tiene más grandota que el Cuau. Él no podría victimizarse ante nadie alegando que viene de familia humilde de clase trabajadora; no es más que la médula de la escoria social del tercer mundo. Vágner Love: el mito y el hombre del bling bling. Salud!

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